Estoy segura de que alguna vez has reflexionado acerca de lo que las personas somos capaces de hacer cuando nos llenamos de miedo. Nuestros límites se extienden cuando se trata de lidiar con una amenaza importante. Si echas un vistazo a tu propia historia personal, seguro encontrarás ejemplos de lo que fuiste capaz de hacer bajo algunas de esas situaciones. El instinto de supervivencia es una de las herencias genéticas que nos ha estado acompañando desde los albores de la evolución humana, cuando aún no podíamos si quiera considerarnos como tal. Esa fuerza extraordinaria que nos empuja a hacer acopio de todos nuestros recursos para agarrarnos a la vida con todas nuestras fuerzas.
Una fuerza que puede pasar por la huida, la lucha o el bloqueo mismo, para evitar con éxito ser detectados por la amenaza. Sin embargo, los mecanismos de supervivencia pueden convertirse en respuestas realmente desadaptativas, inadecuadas en función de las circunstancias en las que se dan. En ese sentido, el tipo de respuestas que generamos desde un estado de supervivencia poco consciente, representan ese lado oscuro de la fuerza del que quiero hablarte.
En la famosa saga cinematográfica que evoca el título de este post, la fuente de la que emanaba el poder de los miembros de uno y otro lado de la línea, era exactamente la misma. La diferencia radicaba en las motivaciones para su uso, la consciencia con la que esos poderes eran utilizados y entrenados, así como las creencias que subyacían bajo la superficie del ejercicio del privilegio o el servicio del poder, según qué cara de la moneda.
Ni cooperar ni innovar, sobrevivir.
En mi experiencia acompañando personas, equipo y organizaciones, he podido comprobar que existen razones por las que las personas pueden activar sus mecanismos de supervivencia en el contexto de la cultura corporativa. Algunas circunstancias son percibidas con frecuencia como amenazas, tanto en la esfera externa como interna del equipo (y la persona en cuestión). En estos casos, si bien normalmente no existe riesgo para la vida, la estabilidad laboral, económica y emocional es considerada en peligro por las personas que se encuentran secuestradas por el estado de reactividad que caracteriza el estado de supervivencia.
Cuando un equipo e encuentra en esta situación, la cooperación, la productividad o la innovación no pueden formar parte de su mapa, por la sencilla razón de que su propio organismo dispone de todos los recursos al alcance con el único fin de sobrevivir. En este sentido, no importa lo identificados que tengamos nuestros valores, porque incluso la visión de los mismos se relativiza ante el estado de alerta.
¿Percibe tu equipo u organización en un estado de supervivencia? ¿Qué precio está pagando por actuar desde ahí?
Caldo de cultivo para la reactividad
Cada uno de nosotros tenemos «programas» instalados que activan las alarmas y el protocolo de defensa en situaciones diferentes, liberando instrucciones y diferentes intensidades de reacción de acuerdo a la percepción particular de cada persona. Lo que para mí puede ser un indicador de alerta, para ti puede no estar significando nada en términos de amenaza para tu estabilidad. Sin embargo, existen condiciones que en general pueden percibirse como amenazantes para una organización:
- Cambios significativos en el plano del liderazgo
- Reestructuraciones organizativas
- Una caída de resultados de ventas o mejora de resultados de la competencia
- Cambios en procesos
- Rumores y fallos en la comunicación interna
- Cambios significativos del entorno (políticos, sociales)
El ritmo vertiginoso de cambios con los que lidian las organizaciones actualmente, puede convertir en crónico el estado de supervivencia y como consecuencia hacer permanente la actitud reactiva por parte de las personas.
Síntomas comunes del lado oscuro de la cultura de un equipo u organización:
- Presencia constante de quejas y excusas.
- Los colaboradores se sienten incapacitados para hacer algo ante los retos que se les presentan (internos y externos).
- Las personas tienden a aislarse y trabajan la mayor parte del tiempo desconectados y en silos.
- Tendencia a buscar culpables.
- Hostilidad latente, siempre hay un apunte negativo incluso ante propuestas en favor de los colaboradores.
- Presencia de comportamientos infantiles durante las interacciones, como explosiones de ira, manipulación, búsqueda de atención, etc.
Si la presencia de estos síntomas está impactando en la efectividad de tu equipo, a todas luces el estado de supervivencia ha tomado las riendas.
¿Cómo convertir el lado oscuro en lado luminoso de la fuerza?
A más de una persona le encantaría leer que existe una receta para desactivar definitivamente el programa de supervivencia de su equipo u organización, aunque me temo que eso no es posible. El sentido de supervivencia se encuentra muy arraigado en nuestra herencia psicológica y menos mal que lo está, porque tiene una función muy importante: Impedir que quedemos desprotegidos antes las amenazas. Por lo tanto, lo que necesitamos es redireccionar toda esa energía disponible hacia fines más eficientes y generativos para el equipo. La clave aquí es saber interactuar con nuestros mecanismos de forma consciente, entendiendo cómo se manifiestan y de qué forma nos condicionan para poder reconvertirlos.
En los procesos de mentoring me encuentro en ocasiones con líderes que ponen toda su energía en evitar condiciones que inviten a las personas a entrar en un estado de supervivencia, aunque no siempre podremos evitarlo. Por eso necesitaremos aprender a generar oportunidades desde ese estado de supervivencia en el que se encuentre el equipo u organización, para desarrollar desde ahí a los colaboradores.
Cuando los patrones de comportamiento de supervivencia se activan, la reactividad se energiza. Por eso es importante desarrollar un «protocolo» que reconduzca los pensamientos, emociones y comportamientos de las personas de forma lo más amable posible, a través de las siguientes fases:
- Toma de conciencia. Que ellos mismos sean capaces de observar su secuestro en este tipo de patrones, les ayudará a reconocer y aceptar la situación para poder cambiar su respuesta.
- Generar alternativas de comportamiento. Cuando todos los recursos están al servicio de un objetivo muy limitado, generar nuevas opciones de comportamiento ayuda a abrir el campo de visión, crear espacio para la creatividad y las redes de colaboración.
- Movilizar a la acción. En este punto es útil promover la activación de los nuevos recursos y habilidades encontrados en la fase anterior y dar apoyo en su implementación por parte del líder.
- Reconocimiento. Cuando el equipo consigue liberarse del estado de amenaza, una mirada apreciativa hacia su proceso evolutivo puede ayudar a afianzar el aprendizaje y la puesta en práctica diaria de los nuevos recursos.
En este proceso de cambio de perspectiva del equipo, contar un facilitador que trabaje con arquetipos puede hacer el camino mucho más transitable y garantizar que los patrones reactivos son comprendidos de forma sostenible por parte del equipo. Con el tiempo en el acompañamiento de equipos, el uso de la inteligencia simbólica para aumentar la efectividad organizacional se han convertido en una poderosa herramienta de cambio cultural en las organizaciones dentro de mi práctica profesional.
En las primeras fases de facilitación de un proceso de alineamiento cultural, comenzar por talleres que trabajen los arquetipos llega a ser realmente catártico para el equipo directivo, ya que les ayuda a asumir la responsabilidad de las limitaciones que implica actuar desde arquetipos de superveniencia y en el momento en que eso sucede, ya se produce un cambio que empieza a permear cual lluvia fina a todos los niveles de la organización.
¿Has estado alguna vez en el lado oscuro de la cultura corporativa? Me encantaría saber cómo te relacionas con tu estado de supervivencia, qué experiencias has vivido en tu bagaje profesional y cómo actúas ante la presencia de este mecanismo ancestral. Me encantará leerte y si lo que necesitas es apoyo y guía en un proceso de cambio cultural o personal, contando con una profesional de la gestión de estados limitantes, no dejes de visitar la sección de servicios para descubrir cómo Syndesi puede ayudarte.
¡Feliz verano!